Política 101

  La Policía de Puerto Rico debería buscar un reenfoque en sus metas y objetivos. Si hace falta mas equipo, si hace falta mas motivación para los agentes, si hace falta educación continua para la Policía desde el Superintendente hasta el cadete recién graduado. Todo esto se puede lograr canalizando y maximizando los recursos disponibles en vez de malgastarlos en publicidad y relaciones publicas. La mejor publicidad es la que se logra haciendo un buen trabajo, y para que los agentes puedan hacer un buen trabajo, no necesitan cartas en los periódicos, necesitan contar con el equipo, el respaldo de sus superiores, la educación continua que les mantiene atemperados a los tiempos, la paga justa por su tiempo laborado. Ellos se ganan la confianza del pueblo a través del servicio, la entrega y el sentido de justicia a la hora de intervenir con los ciudadanos. Agilizar los procesos y tramites para diligenciar arrestos y allanamientos, donde los agentes sean debidamente adiestrados para vencer los tecnicismos legales que los abogados puedan tratar de invocar en corte a la hora de juzgar a un criminal. Recibir los adiestramientos correspondientes para el empleo de los diversos niveles de fuerza al momento de realizar una intervención, con sanciones estrictas a aquellos que repetidamente actúen en contra de lo establecido. Hay que recordarle al pueblo que el policía es su amigo, no un enemigo o un castigador; obviamente, el criminal sabe que el policía lo va a buscar, detener, y arrestar, pero el ciudadano común debe perder la noción de que el agente policial viene a meterse con el, a tratar de hacerle daño, cuando no es o no debe ser así.

    El pueblo requiere hacer una re-examinacion de sus valores adquiridos, de su modus operando durante los últimos 30-40 anos. Debemos retomar una cultura de trabajo y educación, tenemos que comenzar a abandonar el mantengo y el parasitismo social. Tenemos el derecho de exigir al Gobierno que provea ayudas de carácter temporal, y que canalice esfuerzos y recursos que rutinariamente se botan en el zafacon del mantengo en investigación clara de quienes necesitan o no las ayudas. Gestionar para que el que no necesite ayuda pueda conseguir un trabajo, y si no es así solo cuenta con dos opciones: convertirse en un criminal y enfrentar las consecuencias de esto bajo una nueva sociedad poco tolerante contra el crimen y dispuesta a enfrentarlo en todos los ordenes, o ubicarse dentro de la fuerza laboral del País, ayudando a echar hacia adelante a Puerto Rico. Tenemos que sentirnos orgullosos de donde vinimos sea del residencia o de la urbanización o condominio, pero porque echamos para adelante, porque contribuimos a nuestro País, no porque somos pertenecemos a tal o cual bando. Tenemos que volver a amar la educación (de lo que hablaremos mas tarde), estamos involucionando al paso que nos embrutecemos mas y mas como pueblo, cuando somos cuna de grandes profesionales, grandes atletas, grandes hombres y mujeres de pueblo. Parte de esa educación radica en enfocar que no valemos por lo que tenemos sino por lo que somos, por lo bueno que podemos hacer por nosotros y por los demás. Porque podemos darle la mano a un vecino, porque podemos ver a un extraño en la calle en apuros, y en lo posible ayudarlo en su situación; eso nos volvería a hacer grandes, ya que Puerto Rico es un País de grandes hombres y mujeres, solo que nos hemos quedado dormidos, anesteciados por falsos valores y creencias. Estamos contra la pared como pueblo, pero ya de ahí no podemos ir mas atrás, lo que podemos hacer es empujar hacia adelante, buscando ese proyecto de nación, esa meta como pueblo de ser grandes, no efímeramente en algún logro deportivo, o gesta individual, sino grandes en todo nuestro colectivo.